El verbo gustar y la Gramática Universal
Cuando acabé mis estudios en la Universidad de Barcelona, la gramática más “actual” era la Generativa de Chomsky. Pero también cursé Sintaxis (tradicional), Gramática Histórica, Lingüística Matemática, Historia de la Lingüística… Considero que todo ese bagaje me ha resultado muy útil en mi carrera profesional. Por esa razón me sorprenden (y me molestan un poco, la verdad) todas esas publicaciones en las que, para apoyar una nueva idea o teoría, antes se ven en la necesidad de denostar la gramática tradicional, como si fuera la culpable de que nuestros estudiantes no aprendan bien y rápidamente el español. Ya he hablado de eso en una entrada anterior.
Aún así, me he quedado sin palabras, hablando literalmente, cuando he empezado a leer el libro Gramática cognitiva para profesores de español, de Ángel López García y he tropezado con las primeras líneas, ya en el prólogo:
“Una queja que me han formulado a menudo profesores de ELE que trabajan en distintas partes del mundo es el etnocentrismo de la tradición gramatical española surgida de la latina, su falta de sensibilidad para adecuarse a las expectativas y a las dudas que se les plantean a los hablantes de idiomas no románicos, o, lo que aún hace más difícil el aprendizaje, ni siquiera indoeuropeos….”
Me ha bastado leer poco más para comprender que el señor Ángel López no ha estado nunca delante de una clase de estudiantes de español no indoeuropeos, y, lo que es más grave, no conoce qué es “la percepción del mundo por el ser humano”, a pesar de que, según explica en el prólogo, ese es el tema de su libro.
Chomsky y la Gramática Universal
Como sabemos, hacia 1960 Noam Chomsky presentó su modelo de Gramática Transformacional Generativa, según la cual todos los seres humanos nacen con una sintaxis universal, que, mediante la aplicación de unas reglas transformacionales, se convertirá en una gramática particular de su lengua. En su primera versión, distinguió una ESTRUCTURA PROFUNDA (Significado…..) y una ESTRUCTURA SUPERFICIAL. La estructura profunda era una representación directa de la información semántica de la oración, y estaba asociada con la estructura superficial (la que tiende a reproducir la forma fonológica de la oración) mediante transformaciones. Chomsky llega incluso a afirmar que los bebés no necesitan aprender construcciones que sean específicas de cada lengua. Y el motivo de esta afirmación es que todas los idiomas parecen seguir el mismo patrón de reglas, lo que se conoce como Gramática Universal. Años más tarde, dejó de lado esa distinción y actualmente se ha convertido en la teoría de principios y parámetros. El concepto básico es que la lengua es conocimiento almacenado en la mente y este conocimiento consiste en principios que no varían de una persona a otra y parámetros que varían de acuerdo a la lengua particular que conoce la persona.
Bajando a la arena de la clase, al principio de la instrucción gramatical o cuando corresponda, (suponiendo que nuestros alumnos tienen algún conocimiento gramatical) podemos escribir en la pizarra:
Sea cual sea la lengua materna del aprendiz, este será capaz de reconocer la función de cada uno de los elementos dentro de la frase. Puede que en su lengua no conjugue el verbo, (chino, por ejemplo), pero tendrá una manera de expresar que no fue ayer ni mañana cuando María comió la manzana, sino en el presente. En otras lenguas no habrá artículo indeterminado, o quizás la palabra manzana esté declinada en acusativo. También es posible que se trate de una lengua con esquema Objeto + Verbo + Sujeto, como el japonés, de forma que aparecerá en primer lugar el Objeto. Y no sé si habrá alguna otra lengua en la que se duplique el objeto indirecto, como hacemos en español. Sería un rasgo específico de nuestra lengua.
Hasta aquí, bien y claro. Diríamos que en la estructura superficial de esta frase se reflejan las reglas de la Gramática Universal, presentes en todos los idiomas y que permite que nuestros estudiantes entiendan los conceptos básicos de sujeto, verbo, objeto directo, objeto Indirecto.
Hasta que llega el día del verbo gustar.
Este es el análisis sintáctico que presentan nuestros libros de lengua española, tanto materna como extranjera, en su estructura superficial. En su estructura profunda, me imagino las neuronas del aprendiz de español funcionando a toda pastilla y preguntándose: “¿Por qué María es objeto indirecto? “ “¿Dónde está el objeto directo?” “¿Por qué el sujeto está al final?”, “¿No es el español una lengua que se ciñe al orden sujeto + verbo + objeto?” “¿Por qué no “María gusta manzanas”? (yo gusto, tú gustas, ella gusta…) “¿Y qué pasa con esa preposición A, que siempre, siempre se me olvida escribir o decir?”
Veamos otro ejemplo:
Si consideramos que el significado de la frase es equivalente a “Juan ha ganado dos millones de euros en la lotería”, es obvio que las funciones de cada elemento varían notablemente entre una estructura y otra.
Según la gramática de Alcina y Blecua (Ed. Ariel), los verbos de este tipo (doler, gustar, molestar, etc.) pueden ser considerados como seudo-impersonales y dice lo siguiente:
Estos verbos constituyen un grupo bastante bien caracterizado cuyo sujeto suele ser o puede ser un nombre inanimado que se pospone al verbo y semánticamente puede ser tomado como complemento directo. (p. 895)
Por su parte, Lázaro Carreter hablaba de un sujeto lógico (Juan) y un sujeto gramatical (dos millones de euros), una posible explicación medianamente razonable.
En definitiva, podemos seguir diciendo que “A María” y “le” son objeto indirecto y que “las manzanas” son el sujeto de la oración, pero no creo que este análisis ayude a los que aprenden español. La dificultad de aprendizaje de este tipo de verbos radica en la falta de correspondencia entre su estructura superficial y lo que realmente significan, esto es, su estructura profunda.
¿Qué hacer para conseguir la adquisición de estas estructuras? Pues lo mismo que con el subjuntivo: mucho input y mucha práctica hasta que el aprendiz sea capaz de interiorizar y automatizar la estructura superficial, las formas. Y quizás resignarse a las fosilizaciones, porque no hay que olvidar que son muy pocas las personas que llegan a dominar una lengua extranjera como un hablante nativo.
Un recurso práctico que recomiendo es presentar en paralelo los dos esquemas de verbos pronominales (reflexivos y verbos “le”), que se visualicen las diferencias.
Conviene dejar para otro curso las estructuras como A mí me gustas tú, o Yo me gusto, etc.
Para terminar, debo añadir que la idea de la existencia de una Gramática Universal aparece ya en Aristóteles, Kant, Humtbold y en los gramáticos de Port Royal. Pero Chomsky reconoce que su deuda principal es con Francisco Sánchez de las Brozas, El Brocense (1522-1600) y su gramática La Minerva donde ya menciona que todas las lenguas tienen la misma estructura subyacente. También menciona la idea de que un hablante produce resultados infinitos con medios finitos. Esta gramática tuvo gran éxito fuera de España e influyó en reconocidos lingüístas europeos, por el contrario en España, El Brocense fue detenido y juzgado por la inquisición tres veces.
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Hola! Muchas gracias por tus comentarios. ¿Qué master hiciste en Barcelona?